miércoles, octubre 18, 2006

¡EXPERTOS DETERMINAN QUE LAS CALESITAS MANUALES PARA NIÑOS PROVOCARÍAN TRASTORNOS MENTALES PASAJEROS, COMO TODO!

EL EXPERIMENTO: Se tomó a cuatro sujetos humanos de diferentes sexos y edades que oscilaban entre los 3 y los 6 años; luego se los colocó en una de esas calesitas con volante o “autogiro” presentes en un pequeño parque de entretenciones infantil.

Los sujetos pasaron por distintos estados de consciencia o fases, detalladas a continuación:

FASE 1: Los sujetos comienzan a dar vuelta el aparato con la ayuda del volante, al principio tímidamente. Sus rostros emanan gran concentración en la tarea.

FASE 2: Casi inmediatamente (5 km/h) los sujetos abren la boca con cierto asombro y dicen “Oooohhh”; esto les causa gracia y empiezan a repetir “Oooooohhh” en tono humorístico.

FASE 3: Los sujetos son poseídos por el entusiasmo y se esfuerzan en hacer girar el aparato a mayor velocidad, alcanzando pronto los 10 km/h, mientras gritan “Oooohhh” y ríen cada vez más fuerte y con mayor frecuencia.

FASE 4: Un tutor de los sujetos, ajeno al experimento, llevado por el entusiasmo, colabora con los mismos haciendo girar el aparato con su fuerza superior hasta alcanzar abruptamente los 25 km/h. Los sujetos gritan y chillan completamente enloquecidos y urgen al mayor para que vuelva a hacerlo, pero éste es censurado severamente por su pareja.

FASE 5: Los sujetos están completamente fuera de control y ante la falta de colaboración exterior, se esfuerzan cooperativamente entre todos, moviendo el volante con todas sus fuerzas, alcanzando un promedio de 20 km/h. A esta altura ya han perdido la coordinación motriz, el pudor y el habla, limitándose a reír, chillar y decir “Oooohhhh”; algunos intentan exacerbar la sensación y la pérdida del yo moviendo la cabeza en dirección contraria al giro del artefacto.

FASE 6: Los sujetos se comportan en forma preocupante, en un estado de euforia muy similar al de la embriaguez. Sus “Ooooohhhh” suenan cada vez más irregulares y sinuosos, como simulando un efecto Doppler, y sus risas se mezclan con hipos. Algunos parecen estar viendo manchas o pequeños animalillos imaginarios flotando delante de sus ojos. Su comportamiento social es el del afecto indiscriminado, sintiéndose apegados al resto de los sujetos montados en el autogiro como si fueran grandes amigos, casi hermanos, a pesar de ser la primera vez que se ven en la vida.

FASE 7: Producto del mareo, dos de los sujetos golpean sus cráneos. El más pequeño se pone a llorar y el autogiro es detenido para retirarlo. El resto protesta con furia, aunque mezclada con risas y sonidos inarticulados. El adulto entusiasta vuelve a hacer girar el aparato con todas sus fuerzas hasta hacerlo alcanzar unos 40 km/h y los sujetos gritan y chillan.

FASE 8: Los tutores presentes deciden que los sujetos ya se han divertido demasiado y no es cuestión de que se acostumbren, así que detienen el autogiro. Los sujetos intentan una débil protesta, pero el estado de consciencia y la euforia que los embarga no les permite enojarse. En otra situación probablemente se echarían al piso pataleando y acusarían a sus tutores de malvados. Afortunadamente,d ebido a la experiencia, se encuentran en conexión y paz con el resto del universo.

FASE 9: Los sujetos, conscientes de su estado, salen corriendo, con la intención manifiesta de caerse al piso o golpearse la cabeza contra la estructura del pelotero, que afortunadamente se encuentra recubierta de un material acolchado parecido al “flota-flota”. Sus tutores, movidos por el instinto de conservación de la especie, intentan agarrarlos. Algunos lo consiguen y los llevan montados en sus espaldas o llevándolos como bultos; bultos de forma irregular y que tiran manotazos. Otros permanecen al lado de los sujetos intoxicados, que dan vueltas en el piso al estilo “Curly”, hasta que el estado normal vuelve lentamente. Es probable que luego, en casa, sigan diciendo “Ooooohhhh” y riendo en forma irritante, o intenten volver al estado de consciencia dando vueltas sobre su propio eje, hasta que los padres toman medidas disciplinarias.

FASE 10: Pasada la euforia, el sujeto queda agotado, en estado de semi-letargo, viendo “El Laboratorio de Dexter” con expresión estupefacta.

La experiencia no parece haber tenido consecuencias neurológicas permanentes sobre los sujetos, pero eso sólo podrá determinarse con un seguimiento año a año, aunque por lo general luego de los doce años de edad, básicamente por un tema de diseño industrial, los consumidores de esta actividad se ven obligados a abandonarla.

Podeti

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